«Tan orgullosos de nuestros apellidos como de nuestros vinos.»
Esta es la filosofía de Amador Medrano. Por ello, cada día con una meta muy clara, encontrar la máxima expresión en los vinos siendo siempre fieles a sus principios, la tierra y la historia. Una mezcla mágica para elaborar vinos de finca únicos.
Amador ha plantado sus viñedos con la mayor densidad permitida por el Consejo Regulador para buscar la máxima competencia entre las cepas y conseguir un menor tamaño de grano que aporte mayor calidad a los vinos
Las cuatro fincas, Santa Águeda, Valdegamarra, Los Llanos y El Espinal, están por encima de los 600 metros de altura respecto al nivel del mar y eso ya imprime un carácter diferente a las uvas.
Medrano selecciona muy bien las uvas que van a formar parte de sus vinos. Cuando llegan a bodega hay una selección rigurosa: solamente van a macerar y a fermentar los frutos más pequeños.
Después se lleva a cabo la fermentación a baja temperatura con bazuqueos y remontados en tinas de roble francés, y la crianza se realiza en barricas de la misma procedencia.
