Raventós i Blanc es la familia con la más larga tradición vitivinícola unida a la misma finca de las documentadas en el mundo. La granja pertenece a la familia Raventós desde el año 1497. La finca se mantiene íntegra, con 44 parcelas que la actual generación cultiva de acuerdo con la viticultura biodinámica. Raventós i Blanc, fiel a la tradición, sitúa la relación entre el hombre y la naturaleza en el centro de su filosofía de elaboración.
Fue Josep Raventós Fatjó, miembro de la familia, quien tras un viaje a Champagne en 1872, decidió elaborar los primeros vinos espumosos de España. A finales del siglo XIX, 1888, Manuel Raventós Domènech estableció el cupaje del espumoso del Penedés solo con variedades autóctonas: Macabeu, Xarel·lo y Parellada, aún vigente. Los mejores clones los dedicó a la finca de la familia. Josep Maria Raventós i Blanc, heredero de la Finca Raventós y de Can Codorníu es clave para entender esta historia. Responsable de la expansión de Codorníu en los años sesenta, impulsor y creador de la DO Cava, soñaba con un vino espumoso de máxima calidad. Por eso en el año 1986 fundó esta excepcional bodega.
La finca se ubica en Sant Sadurní d’Anoia. Los suelos son calcáreos y contienen fósiles marinos, lo que proporciona las condiciones ideales para elaborar vinos de alta expresión mineral. La finca Raventós i Blanc persigue la creación de biosinergias, una filosofía vitícola en la que la tierra, las plantas, los animales y el hombre trabajan juntos en una misma unidad agrícola. Hoy, Pepe Raventós es el encargado de dirigir este eterno retorno entre la viña y sus vinos, posiblemente los espumosos más minerales del mundo.
