Era 1966 cuando Domenico Poggiali Fèlsina dio el valiente salto y compró la finca en un momento en que el viticultor italiano estaba luchando. Optó por invertir en la calidad del vino y en la experiencia de un equipo joven.
Su pasión por el vino unida a las habilidades de los hombres de negocios y bajo su guía, inyectaron modernidad en su plan de negocios. En pocos años, los viñedos crecieron a más de cuarenta hectáreas, el alma y la organización de la empresa también cambiaron.
En la segunda mitad de la década de 1970 Giuseppe Mazzocolin entró en el negocio familiar con la tarea del desarrollo comercial.
Sus estudios en Humanidades, su riqueza de contactos, su elevada ética de trabajo y su respeto por la cultura toscana e italiana constituyen la base para el crecimiento de la bodega Fèlsina, allanando el camino para los inicios de su reconocimiento internacional.
Su amistad con Luigi Veronelli y su colaboración con el enólogo Franco Bernabei dieron forma a una estrategia de desarrollo que ha demostrado ser extremadamente coherente desde los vinos de 1983, el primer año de Fontalloro y de Rancia, hasta nuestros días. Con Domenico y Giuseppe Poggiali a la cabeza, comenzó un desarrollo extraordinario que, desde 1990, también incluye a Giovanni Poggiali, el mayor de los tres hijos de Giuseppe.