Bodegas Fariña está ubicada en Toro, rodeada de viñas viejas. Su arquitectura exterior se inspira en el estilo tradicional, contrastando con un interior tecnificado que refleja el equilibrio entre tradición y modernidad, valores que han definido su trayectoria.
En su planta inferior se encuentra la sala de crianza, situada a 5 metros de profundidad. Con un control riguroso de temperatura y humedad, alberga más de 1,800 barricas de roble francés y americano, esenciales para dotar a sus vinos de crianza de su distintiva personalidad. En esta planta también se encuentran tinas de roble francés de 16,000 litros, utilizadas para las fermentaciones malolácticas y los ensamblajes de producciones limitadas.
Las instalaciones incluyen modernas naves de elaboración y embotellado, equipadas con tecnología avanzada para garantizar los altos estándares de calidad establecidos por la bodega.
La viña es el origen de todo en Bodegas Fariña, y su cuidado es una prioridad a lo largo del año. Actualmente, cultivan más de 300 hectáreas de viñedos propios, algunos centenarios, siguiendo una viticultura del siglo XXI. Las plantaciones en espaldera utilizan el sistema de doble guyot, lo que permite controlar el número de racimos por cepa, optimizar la fotosíntesis y mejorar la concentración de los componentes de las uvas, elevando su calidad.
El viñedo se extiende por varios pueblos de la comarca de Toro y Tierra del Vino, con suelos, exposiciones y climas diversos, lo que facilita la elaboración de distintos tipos de vino. Las principales variedades cultivadas son la Tinta de Toro y la Malvasía blanca. La primera se utiliza para tintos y rosados, mientras que la segunda da origen a un blanco afrutado que ha ganado protagonismo en una región conocida por sus tintos.