Después de 25 años en el mundo del vino de calidad, participando y colaborando con varios proyectos vitivinícolas a nivel nacional e internacional, Chuchi Soto decide poner en marcha su proyecto de viñas y elaboración de vinos en el año 2012 con el nombre de los apellidos de su familia, SotoManrique. La bodega se encuentra en el pueblo de Cebreros, donde tradicionalmente se han asentado viñas de Garnacha y Albillo Real sobre suelos de granito y pizarra. Los pequeños viñedos viejos han sobrevivido al desarrollo de otras zonas más productivas y no han sido arrancados porque sus viñadores los consideran parte de la familia.
Viñas viejas en la montaña que han superado los tiempos por dignidad de su viticultor, no por rentabilidad. Tradicionalmente, estas son viñas cuya uva se destinaba a vinos de granel y que Sotomanrique se ha empeñado en recuperar para elaborar vinos de calidad.
En el año 2016 la bodega se asienta en Cebreros, Sierra de Gredos, y empieza a comprar viñedos. Actualmente cuenta con unas 20 hectáreas de pequeñas viñas en las que trabajan en recuperar suelos en orgánico, buscando la máxima personalidad de esas viñas olvidadas de garnacha entre 700-1100 metros de altitud. El respeto a las variedades locales, clasificando las viñas en función de sus suelos y altitudes, se complementa con procesos de mínima interveción en bodega, con fermentaciones espontáneas en hormigón y crianza en tinas de madera para respetar el trabajo hecho en el campo. El respeto de la crítica no se ha hecho esperar y cuentan con excelentes valoraciones de las publicaciones más prestigiosas del mundo del vino.